Se fue la emoción, la emoción del verano. Llega la ilusión, la ilusión de un nuevo curso. Queda atrás coger el sueño cuando amanece. Ahora urge madrugar cuando por cinco minutos más venderías a tu familia. Nuevos horarios en la ingravidez del fondo..., donde se cumplen los sueños.
Bueno... ¡que ya estamos aquí! Y fieles a nuestro estilo aventurero, llegamos ayer Diego, dos habitantes desconocidos y el menda. Digo fieles porque superar en un cochino cochiño con 185.000 Km (sin rueda de repuesto y una carga muy superior a la dictada por la más básica lógica) otros 150 es un acto temerario y no exento de carácter suicida. Como capitán de la nave que fuí nunca contagié temor o desconfianza a mis marineros; ¿quién si no el que está a los mandos puede mantener la calma ante semejante cometido?
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