/* ADSENSE User Sinforiano Street: La culpa fue del…

miércoles, noviembre 10, 2004

La culpa fue del…

El día pintaba oros para Redondo, hoy sobre las 9:30, se volvería a reunir con su mente. Hacía casi una semana que la había dejado marchar (tal vez esta estuviera más cómoda en otro lugar). Además, aprovechó y de paso, recogió a Ruth.

Suena todo muy bonito, pero…, aquí empieza lo bueno. Porque después de haberme pasado toda la semana diciéndole al Redondo; que si estaba raro, que si esa mirada no era la suya y…. Iluso de mí pensaba que el causante de esto era el amor. Ni mucho menos, puesto que hoy lo descubrí todo; el porqué de su “desdeñoso” aspecto.

Todo empezó poco antes de las siete, cuando me marché de casa y deje a Redondo frente al ordenador. Había quedado con Sonia e iba a llegar tarde. Pero, sorpresa, a pesar de llegar tarde; ella lo llegó más (vale, sólo un par de minutos, pero…el “prime” fui yo). Ahora solo quedaba arreglar el problemilla. Dicho y hecho, en un plis plas, voto el mea culpa y todo solucionado. Ya puestos, nos fuimos a tomar un cafecito (ummn, esto me suena a futuro post en “Conociendo A Coruña”). El sitio en cuestión, bastante verde (de color), me recordaba a un 4 de Octubre feliz en el que cuatro “personajillos” fueron enmarcados. Pos sí, reincidentes, pero esta vez había nuevos cotilleos que contar, que si el Pontevedra perdió esta vez 3-0, que si GH6, que si bla bla bla… Nos tomamos, Soni su chocolate y su descafeinado (de maquina, que de sobre no había) mientras yo mi té de mora y mi mocaccino (es que soy muy fisnox, ¡qué pasa!) y para casita.

Como buen chaval que soy acompañe a la señorita hasta su hogar (hay muxo maleante por ahí suelto).Aproveche para conocer a Fátima, compañera de piso de Soni. Puedo prometer y prometo que casi no le pregunto nada sobre Cayuela y Mónica (jeje…). A parte de esto y fisgonear un poco, como deformado profesional que soy, hice una inspección técnica del edificio (todo correcto). Había llegado el momento de dirigirme hacía casa, así que me despedí y tire para allá.

No sabía lo que estaba a punto de encontrarme. La respuestas a todas mis preguntas estaban a punto de aparecer ante mí. Abrí la puerta de casa y allí, a lo lejos la vi. Era Ruth, pero, estaba asubinada en mi cama observando para el ordenador. ¿Qué esta pasando aquí? Me acerco con cautela, descubriendo una imagen brutal. Redondo estaba frente al ordenador, viciando como un salvaje.

Una imagen dura, ¿verdad? Pues fue entonces cuando deduje que hasta ese momento me estaba equivocando. Redondo, no se estaba comportando de manera extraña por profundo amor. Sino porque cuando yo no estaba en casa se agotaba, tanto física, como psicológicamente viciando al ordenador.

Desde aquí quiero pedir perdón a Redondo por no saber entender tu aspecto cansado y mirada vidriosa. De paso también mandar un saludote a Sonia y a Fátima, personas indispensables a la hora de escribir esta historia, muxas thanx. Ya puestos, un saludete a mi mama, a mi abuelita, a mi hermanito, a mi otro hermanito, a los otros dos personajes enmarcados, al perro que siempre quise tener, a la gente de Pontevedra, a la de la escuela, a los compis del piso (Ruth y César incluidos), a los coleguillas (Scaloni, tu también), a los proyecteros, santiagueros, quimiqueros (y demas familia), a Nicky (made in TW) y por supuesto al Cristo de los Faroles (jeje).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Céntrate Diego, céntrate... ¿No habíamos quedado en eso?